El órgano institucional que agrupa a escritores y poetas del Perú “Gremio de escritores del Perú”, sostiene semanalmente un programa de ilustración denominado “Los miércoles culturales”, en el local jirón Cervantes 137 del distrito de Jesús María. A miembros de la directiva llegó mi obra dramática, “Carocha”. Probablemente impactó en ellos la narrativa y luego me brindaron la oportunidad de presentar mi trabajo literario que trata sobre la corta existencia de Carmen Rosa, “Carocha”. Ese acto generoso, se realizó el último miércoles del pasado mes de marzo.
Aquella noche de solemne presentación, ante poetas, escritores y público presente. El maestro de ceremonias Marcelino Agapito Manco, destacado presentador cañetano, dio inicio al acto de ilustración, anunciando la presencia de destacados personajes de la literatura peruana y luego hizo un emotivo relato de mi persona, ennobleciendo la edad en que me inicié en las letras humanas, es decir a los 55 años de edad, a causa del deceso de mi hija en que, ese golpe feroz a mi alma viró el curso de mi existencia, hacia la literatura, luego agregó – la mayoría de los seres humanos, a esa edad es el inicio del descanso. Acto seguido valoró mis obras publicadas – Grata Flor de María, Flores después de la muerte, El Valle del Huarco y Carocha.
Luis Quispe con los del Mov. José María Arguedas
Esa cortesía del presentador, originó prolongados aplausos. Luego el exponente, hizo la invitación al reconocido comunicador internacional de obras culturales, el ilustrado Klin Kafra, a un examen sobre la obra literaria.
El destacado anunciador, hizo un apreciable relato del amor familiar, basado en la obra narrativa que presenta a travéz de sus páginas, finalmente ahondó sentidamente el momento de aquella noche, en que me dan la noticia de la irreparable pérdida de la vida de Carocha, finalizando ante el aplauso de los asistentes. En cuanto al análisis de la presidenta de la Institución Cultural, destacó la capacidad y la inspiración del escritor para narrar el drama final de su hija. Ahondó mucho, sobre la calidad ética de Carocha, en especial en el modo de “ser” demostrado a través de su corta existencia. Luego enfatizó, la lucha contra el torrente dolor y sufrimiento de Carocha, en los últimos días de su existencia. Al finalizar fue muy aplaudido.
Llegó el momento, de mi exposición de mi obra literaria. Inicié con el saludo a la presidenta del organismo de escritores y poetas, de igual modo a los asistentes al acto de homenaje y presentación del ejemplar. Luego hice un recuento de los pasos de la vida de mi hija, de su hospitalización y de los últimos días de su existencia. El mensaje que encargó a una paciente compañera de la sala de cuidados intensivos, en los últimos momentos de su vida, dirigido a su madre y hermana. Finalmente el recuerdo que jamás borraré de mi memoria, el último día en que se despidió de mi hogar, para ir en busca de la salud al sanatorio, de enfermedades neoplásicas, en momento que sus hermanos la ayudaban salir del domicilio, se detuvo por un momento en el centro de la sala, miró alrededor y luego dijo: – “Hogar, que me distes la alegría, hoy te siento triste por mi partida, pero compréndame que voy en busca de la salud y si la
Con ese recuerdo muy sentido, finalicé mi exposición ante un prolongado aplauso. Luego alcancé a todos los asistentes, la poesía “Carocha” que recoge los momentos tristes del eterno adiós y que dice así:
CAROCHA
Caminaba a prisa por la penumbra oscura
a exigencia del presagio que se imponía en mí:
llegar pronto donde dormía ella
y al llegar, hacia ella mi mirada dirigí
Es ella –me dije– con el frio en el alma
Carocha estaba blanca, pálida y en calma.
su rostro me decía de un calvario sin piedad
y quedé absorto como ante una divinidad.
Al mirarlo se me nubló el corazón
como la nube gris que cubre la luz del sol,
se me enfermó el alma y perdí la razón
al verlo dormida en dulce sueño eterno.
Entonces quise gritar que estaba viviendo
una horrible pesadilla y quería despertar,
la madre María desde el cielo me dijo:
“Carocha camina por el espacio y el tiempo”.
De entre dos columnas de ángeles en el cielo
agitaban ramos florales e iban orando:
“Carocha la más pura. Carocha la más santa
va por lo infinito, al silencio eterno”